Que no es lo mismo que poner límites A los niños.
En casa hemos comprobado la gran diferencia entre imponer y acordar. Cuando te involucran, te sientes útil, te sientes valorado y escuchado.
Imagínate que llegas a tu trabajo y te encuentras tus cosas cambiadas de lugar. ¿Preferirías que te hubieran dicho que para poder seguir teniendo tu mesa deberías hacerte cargo de unas tareas concretas y que, de no hacerlo, deberían cambiarte de puesto de trabajo?
En nuestra casa, con nuestra familia, nos encanta sentirnos arropados. Los límites establecidos con los niños funcionan genial.
¡Y no quiero decir que no vayan a incumplirlo! Para eso hay que ver cómo hacer que se cumplan los límites establecidos.
Los niños van a comprobar si pueden incumplir o no el límite ¡¡100% asegurado!!
Cuando incumplan el límite, podemos recordarle solamente una vez que teníamos un acuerdo establecido. Y digo solamente una vez porque entendemos que el niño no tiene problema de audición y nosotros sabemos vocalizar perfectamente, sería irrespetuoso tener que repetir en exceso para que nos atiendan.
Si siguen incumpliendo el límite (y lo harán), haremos valer la consecuencia del incumplimiento. Si la consecuencia era, por ejemplo, apagar la tele 5 minutos, directamente apagaremos la televisión y no daremos más explicación.
Posteriormente, en frío y desde la calma, se habla de lo ocurrido y se revisa el acuerdo con el niño. También podemos aprovechar para terminar de ajustarlo si es necesario.
Si probáis a hacerlo de este modo, decidme qué tal os ha funcionado. Recordad, ¡¡paciencia!!
[box]En resumen:
– Identifica la necesidad real del límite.
– Los límites deben ser respetuosos hacia todos.
– Establecer el límite CON el niño
– Establecer la consecuencia de incumplir el límite CON el niño.
– Hacer que se cumplan los límites establecidos.
– Ante el incumplimiento, se recuerda el límite establecido una sola vez.
– Sé firme y haz que se cumpla la consecuencia de incumplimiento.
– En frío, se habla sobre lo ocurrido y se revisa el acuerdo.[/box]