Hay frases en nuestra sociedad tan normalizadas, que deberíamos pararnos a analizarlas.
Frases del estilo:
– ¿Quién te crees que eres?
– ¿Qué eres, una mañaca / un mañaco?
– Los demás se van a reír de ti.
– Mientras vivas en mi casa…
Pero recuerda:
– Es tu hijo/a (¿Quién te crees que eres?)
– Tiene el comportamiento de un niño/a (¿Qué eres, una mañaca / un mañaco?)
– Alienta y ayuda. (Los demás se van a reír de ti.)
– También es su casa. (Mientras vivas en mi casa…)
Nos creemos que, al ser padres, tenemos todo el derecho del mundo a hablar como nos dé la gana a los niños. Pensemos cómo nos sentimos nosotros cuando nos hablan con ese lenguaje (impotencia, rabia, frustración, desconexión, desconfianza…). ¿Es eso lo que queremos para nuestros hijos?
Los niños van a aprender de lo que nosotros hagamos. Vale la pena pararnos a pensar acerca de nuestro lenguaje y eliminar de nuestro vocabulario frases que no aportan nada positivo.