¡Así empezó todo! El comiendo de una Mami Intensa.
Mi embarazo ha sido una época preciosa y mágica. Una etapa de desarrollo personal alucinante. El «reset» de mi vida, un antes y un después.
Al inicio tuve náuseas (hasta los 3 meses y medio me acompañaron) y fue la única molestia que recuerdo importante durante todo el embarazo.
La barriga se me empezó a notar muy prontito. Trabajaba con un uniforme de enfermera ceñido y, a la gente conocida, se le iban los ojos a la barriga. Me daban ganas de ponerme un letrero luminoso que dijera «ESTOY EMBARAZADA, NO ES COMIDA». Era demasiado pronto para decírselo a todo el mundo, así que me acostumbré a esas miradas de duda sobre mi barriga y las omití.
Yo siempre he hablado con terremotillo cuando estaba en la barriga. Le daba los buenos días y las buenas noches, le decía dónde estábamos yendo y qué íbamos a hacer. Y estoy segura de que ella agradecía que la hiciera partícipe.
Desde los 6 meses de embarazo, me levantaba mínimo 2 veces a hacer pipí y ahí ya descubrí que lo del no dormir toda la noche del tirón ya había comenzado. Recuerdo que me decían «duerme mientras puedas»… y ya era tarde.
Verano, Alicante, 15 kg de más, noches largas de mucho calor en las que me desvelaba… Pero una sonrisa de oreja a oreja. Un embarazo muy feliz, una etapa radiante.
Casi todo el mundo me decía «tendrás ganas de verle la cara» y yo sonreía y pensaba «no quiero que esto acabe, estoy tan bien y disfrutando tanto cada día que alargaría este embarazo unos años más». De verdad que, a pesar del calor y los pies hinchados al final del día, fue un proceso muy bonito y una conexión preciosa con terremotillo.
No recuerdo ni una sola patada. Eso sí, todos los días tenía hipo y, algunos días, varias veces. No se revolvía y me dejaba dormir tranquila.
Felicidad, belleza, alegría. Sensaciones impresionantes que tenemos el lujo de poder vivir y disfrutar.