Consejos de 15 expertos de la infancia

 

LA MATERNIDAD Y PATERNIDAD TIENE MOMENTOS DE DUDA Y CULPA


Ser madre o padre primerizos y no saber por donde empezar… Es un agobio. Vas perdida muchas veces porque tu instinto te dice una cosa (si es que te dice algo) y el entorno te dice lo contrario… 

A partir de ahora, tienes un peque al que cuidar de por vida, con el que pasarás muchas horas y muchas ‘prueba y error’ para ver qué es lo que mejor funciona. Pero…¿y si no funciona nada de lo que haces? Porque esto ocurre (y mucho).

Muchas veces dices ‘esto que hicieron conmigo yo nunca lo haré’. Y te encuentras haciéndolo porque no tienes más recursos.

¿Quieres caer una y otra vez en los mismos errores? Seguro que no.

Seguro que no. Te traigo los mayores errores que debes evitar para que te sea más sencillo y que vayas por la vía rápida.

Por eso he invitado a estos 15 expertos de la infancia y adolescencia. Porque quiero ayudarte con todas esas emociones contrarias que tiene la maternidad y paternidad; esas que te hacen querer a tu peque y a la misma vez sentirte sobrepasada, perdida y abrumada.
Ellos te van a dar el mejor consejo que les hubiera gustado recibir antes de ser madres y padres.

Con todo esto, podrás conseguir la mejor ruta para seguir a partir de ahora y disfrutar de tu maternidad y paternidad.

Al final del artículo te voy a hacer un resumen de todos los consejos para que puedas tenerlo a mano 💜

¿CÓMO CONSTRUIR UNA RELACIÓN CON TU HIJO UNIDA Y SÓLIDA?


Aquí debajo he creado una infografía para que puedas ver los titulares de cada profesional.

Y, justo debajo, podrás leer  el consejo de cada profesional desarrollado.

Puedes descargar las infografías:

infografia_infancia_adolescencia_maternidad_crianza
 
Continuamos con más profesionales 🙂
infografia_infancia_adolescencia_maternidad_crianza2

Si tuviera que resumir en unas pocas frases lo que me gustaría transmitir a alguien que va a tener un bebé le diría que, cuando nazca, le haga caso en todo. Sí, a su bebé, porque con sus llantos pedirá aquello que necesita de verdad, y con sus silencios les dirá que todo va bien.

Y para cuando su bebé crezca y sus necesidades ya no sean básicas, que recuerde que lo importante es prepararlo para el camino, ya que preparar el camino para un/a peque nunca ha dado buen resultado.

 
Yvonne Laborda – www.instagram.com/yvonnelaborda

Uno de mis mayores aprendizajes, tanto como terapeuta humanista como madre de tres adolescentes, sería: “Dar lo que no se tuvo, duele. No obstante, dar lo que no se tuvo, sana”.

Precisamente todo aquello que más nos faltó en nuestra infancia por parte de nuestros padres y de los adultos de nuestra vida: el contacto, el amor, la presencia, la atención, el juego, el respeto, la escucha, etc., es lo que más nos va a costar, dificultar, impedir, incluso doler poder dar y ofrecer a los niños de nuestra vida.

Por tanto, te invito a preguntarte “¿Cómo te gustaría que fueran los padres de tus nietos?”. Hacer como una lista: nos gustaría que fueran amables, respetuosos, cariñosos, atentos… ¿Quienes van a convertirse en los padres de nuestros nietos? Nuestros propios hijos. 

Entonces, la  pregunta final sería: ¿qué infancia vamos a ofrecerles a nuestros hijos para, desde ahí, poder cortar la cadena transgeneracional?

Hasta que no nos atrevamos a sanar nuestras propias historias, no podremos cortar todo esto que a nosotros nos sucedió.

Yo tengo esa visión y convicción de que en una sola generación podemos cambiar y mejorar el mundo.

¿Cómo? Simplemente amando más y mejor a todos y cada uno de los niños de nuestra vida.

 
Yolanda Vélaz – www.instagram.com/yolanda_velaz

Es importante que cada familia entienda que no hay una única forma de hacer las cosas.

Lo que necesita un bebé es que su madre esté bien. Piensa lo que necesitas para sentirte bien y trabaja en ello. El objetivo debe ser disfrutar de cada etapa con tu bebé, sin metas, sin presiones. 

Si has decidido vivir la maternidad en pareja, debéis intentar escucharos e ir a una, formar un tándem perfecto para que ninguna opinión externa os desestabilice.

Tenemos muy arraigado el mito de la madre perfecta. Cómo supuestamente tenemos que hacer las cosas, lo felices que debemos estar… Y no cumplir esas expectativas hace que 7 de cada 10 mujeres se sientan culpables por no ser la madre perfecta.

Lo que necesitan nuestros hijos son madres felices.

Si no nos cuidamos, no nos escuchamos, no nos queremos, no nos ponemos en el centro… es imposible que podamos cuidar. No es ponerte por delante, es ponerte en el lugar exacto para que todo vaya bien.

Déjate guiar por tu instinto. Si tienes la sensación de que algo no va bien, debes escucharte y compartirlo con un profesional que pueda ayudarte.

 
Vicent Ginés – www.instagram.com/vicentgines

Hay muchos errores que se pueden cometer como padre. Muchos.

Algunos con peores consecuencias que otros, pero ninguno es TAN grave como este.

Si tienes un hijo adolescente es altamente probable que te suene alguna de estas situaciones:
– V
ive pegado a un móvil y tener que quitárselo es un verdadero desafío…
– Piensa en nada más que en su ombligo
– Nada le motiva, solo estar con las pantallas, los amigos o el maquillaje… 
– Si por él fuera no haría ni el huevo, parece que vive en un hotel y tú eres su sirviente.
– Estás cansada de escuchar que este año será diferente, parece que es alérgico a hacer deberes o estudiar.

¿Te suena alguna?
Estoy convencido de que sí porque es la realidad de la GRAN mayoría de padres de esta sociedad, porque es normal que los adolescentes se comporten así. 

¿Cierto? Pues ese es el error. 

Confundir estupidez con adolescencia.

Que a tu adolescente le de igual todo, esté enganchado a las pantallas, quiera ir a su bola, que te responda mal, que no quiera saber nada de ti, le cueste relacionarse, mienta más que habla o suspenda todo…

no tiene NADA que ver con que sea adolescente.

Son conductas que pueden cambiar, que tienen más que ver con que tu hijo se comporta de manera estúpida y corregible que con su naturaleza adolescente.

El problema es que si crees que él “es así” porque es la edad, entonces creerás que el tiempo lo cambiará y que lo único que puedes hacer es resignarte y esperar.

Te pregunto, ¿Soy el único o hay muchos “adultos” que se comportan peor que los adolescentes? No lo dudes, son adultos que sus padres normalizaron la estupidez y ahora ya es tarde para ayudarles a cambiar.

La estupidez no la cura la edad. 

Si normalizas esos comportamientos lo único que te espera es sufrimiento, frustración y preocupación. Tu hijo se distanciará de ti, lo pasará mal y verás que cada paso que da no le dirige hacia donde tú y yo sabemos que le conviene. No hablemos, además, de cómo afectará eso a tu relación de pareja y a tu salud mental. 

Ni es normal estar un mes sin sexo, ni tomar ansiolíticos para desayunar. 

¿Eso es lo que quieres?

Si no lo quieres entonces te toca abrir tu mente.

1. Cuestiónate cada comportamiento que no te guste de tu hijo. 
Las familias que acompañamos son un ejemplo de que otro tipo de adolescencia es posible. 
2. Busca nuevos referentes, que tengan un método, un paso a paso y que ya han demostrado que funciona. 
3. Aplícalo. Sin excusas.

O pagas el precio del esfuerzo o del sufrimiento. 

¿Me tienes que creer? ¿Tengo yo razón? ¿La tiene aquel que dice que es normal, que en la adolescencia se adolece?

Me da igual, tú eres quien tiene que elegir a quién creer. Piensa hacia donde te llevan cada una de las opiniones y decide cuál es tu verdad, porque en función de lo que creas así lo experimentarás.

Es tu vida, es tu hijo, es tu familia, tú decides.

 
Elisa Molina – www.instagram.com/educarencalma

Una de las cosas que no te cuentan cuando te quedas embarazada y te vas a convertir en madre es que solo sabes que no sabes nada. Que la maternidad llegará para hacerte ver tus luces y tus sombras. Y que, sin duda, la mejor inversión que puedes hacer es la de tener información y formación de calidad dedicada a la educación de tus hijos.

Porque cuando tú comprendes de dónde vienen esos comportamientos, cuando tú conectas con esa mirada tan única y tan auténtica de tus hijos, lo único que puede salir es una conexión profunda y genuina de la que, sin duda, no se sobrevive sino que se disfruta.

Y ese quizá es el mejor consejo que le daría a una mamá que acaba de ser madre, que tiene a su bebé por primera vez en brazos o incluso ya lleva unos años siendo mamá y que cada vez siente que hay más retos y dificultades.

Fórmate, infórmate. No te conformes con que esto es lo normal. Aprende. Porque es la única forma de que los problemas se solucionen y realmente sean oportunidades para crecer y para aprender acompañándolos mientras crecen.

 
Silvia Fernández – www.instagram.com/silviafdezlozano

El consejo que hubiera necesitado escuchar y que a mi me gustaría dar a otros papás es que sigan su instinto, sin escuchar a nadie más.

Ese sigue tu instinto es para mí uno de los mantras que más repito a las familias que me siguen y con las que trabajo. Me parece el mensaje más potente. 

Es importantísimo grabarla a fuego y no sólo al inicio, aplica para todo y para siempre en nuestro camino de la maternidad/paternidad. Hay que aprender a hacer oídos sordos ante opiniones y juicios (sin llevarlo al terreno personal) simplemente saber desvincularse.

Para mí el cambio radical para conectar es saber escucharse a uno mismo que, puede no ser sencillo al inicio pero es vital. ¿Qué siento qué necesita?, ¿Yo estoy en calma con esta decisión?, ¿Esta es la forma de educar con la que me siento bien?, ¿Qué pienso que debo hacer? 

Nuestra voz interior es la única que conecta directamente con nuestros hijos. Cuantos menos ruido externo, más claridad para escuchar y acertar.

No perdáis de vista como pareja y como futuros padre y madre fomentar un clima donde se cubra la necesidad de pertenencia, de ser tenidos en cuenta, de cubrir las necesidades. Y fomentar también la necesidad de ser significante, es decir, de poder marcar la diferencia.

Es importante sobre todo cuando pasamos de 2 a 3 en una familia, que la pareja esté pendiente del bebé (de cubrir sus necesidades y de fomentar el vínculo) pero también que estén pendientes de ellos como pareja. Tienen que seguir “siendo parte” y seguir tenidos en cuenta en su proyecto de familia. Y que ambos sepan cómo tienen que ser útiles, contribuir y ser significantes en todo lo que esté aconteciendo con su nuevo proceso vital.

Para mi, este es un punto que va a crear ese clima de armonía y bienestar, donde haya ese equilibrio entre los 3. Generar un contexto de pertenencia (conexión) y contribución (responsabilidad)

Que como pareja, se cuiden y fomenten ese clima de respeto, cooperación y positivo que será la mejor forma de estar vinculados también con el bebé.

Habría varias cosas que me hubieran gustado antes de ser madre. Y hoy me atrevo a darte este consejo.

El comportamiento de tus hijos no es tu calificación como madre.

En esta travesía de la crianza, es vital entender que el comportamiento de nuestros hijos es una expresión natural, una expresión de su desarrollo natural y cognitivo. Por ejemplo, una rabieta no es un indicativo de ser un malcriado y que tú como mamá no lo estés haciendo bien. Es una forma en la que los pequeños exploran y expresan sus emociones en este complejo camino hacia la madurez.

Que tus hijos tengan desbordes emocionales, quieran llamar tu atención, peguen o se peleen entre los hermanos no es tu nota como madre si esto fuera un examen.

 

El comportamiento de nuestros hijos realmente no está bajo nuestro control.

Lo que sí está bajo mi control como madre es la manera en la que quiero reeducarme, cuidando las heridas de mi niña interior, para poder educar a la vez, para poder acompañar esas emociones, para hacer crecer mi desarrollo personal a la vez que riego la autoestima de mi peque.

Para interesarme por tener mejor formación e información para guiar y responder a mis hijos de forma adecuada y consciente.

 

Eso sí realmente está bajo mi control.

Es saber también qué tipo de apego estoy ofreciendo a mi hijo o hija. ¿Es apego seguro? ¿Estoy siendo permisiva? ¿Estoy siendo autoritaria?

Eso es realmente lo que definirá qué tipo de experiencias ricas estoy generando en mi hijo.

 

Por lo tanto, aprende cómo se desarrolla tu hijo a nivel cognitivo, emocional y físico para saber qué puedes esperar de él y cómo puedes acompañarlo de la forma más consciente posible, sin que su comportamiento sea tu definición de cómo lo estás haciendo como mamá.

Tras atender a miles de familias en consulta y tras la experiencia de ser papá; me queda claro cual es el consejo que le daría a las familias:

¡NO TENGAN EXPECTATIVAS, VIVAN EL DÍA A DÍA Y DISFRUTEN DEL MOMENTO!

 

Cada momento es único e irrepetible; tantos los alegres como los más duros y todos ellos forman parte de nuestro aprendizaje. 

 

Es bueno leer, conocer y saber que cosas pueden ocurrir en cada etapa con nuestro hijo, pero hay que saber disfrutar y no frustrarnos por “lo que esperábamos” o “lo que pensábamos que iba a ocurrir”.

Así que no te olvides: “cada momento con tu hijo es único y especial, disfrútalo y guárdalo en tu mochila de recuerdos”.

Si tuviera que decirte algo, mamá, te diría que te escuches a ti misma y escuches a tu bebé.

Tu voz interior es muy sabia y te va a marcar el camino que deseas seguir. Escucha tu instinto y busca las respuestas que no encuentres, porque la maternidad no está hecha para vivirla en solitario. 

Y escuchando a tu bebé, serás capaz de darle aquello que más necesita: tu amor y comprensión. 

Los niños nacen sin manual de instrucciones. Ese manual lo váis creando día a día y paso a paso, porque ellos te van enseñando cómo acompañarlos. Para ello es necesario observar y escuchar.

Desde ese lugar podrás vivir una maternidad plena, que no sencilla, porque la maternidad es lo más parecido a una montaña rusa, con sus altos y sus bajos. 

Y qué diferente se vive cuando te sientes arropada y segura para seguir caminando.

Te permite vivir alineada con tu peque y esa conexión os va a dar alas para transitar las diferentes etapas, también en la alimentación, desde otro lugar más tranquilo y seguro.

Porque cuando disfrutáis de los momentos en la mesa, tu peque va generando recuerdos positivos y se van conformando los hábitos de alimentación que perdurarán en el futuro.

¡Siembra ahora el mejor legado de salud!

Confía en ti; nadie mejor que tu sabrá lo que necesita tu hija o hijo. Si la forma de hacer las cosas en tu familia de origen de repente te chirría, para, analízalo y confía en lo que tu interior te está diciendo que necesita tu bebé. Tus prioridades de repente se darán la vuelta y no pasa nada; eres la dueña de tu tiempo y de tu espacio, organízalos como mejor creas para ti y tu bebé.

Defiende siempre un espacio propio; físico y temporal; tiempo para cuidarte, descansar y/o desconectar con amigas. Una madre descansada y que se siente bien, cuida mejor.

Lee sobre crianza, sin obsesionarte y seleccionando las lecturas, pero te ayudará mucho a darte cuenta de que no eres la única que ha pasado o está pasando por lo mismo y, si crees que tu sola, junto a tu pareja si la tienes o a tus amigas y familia, no puedes con algo, pide ayuda profesional.

Tarde o temprano aparecerá la culpa, por cualquier cosa; crea o mantén una tribu de personas cerca que te ayuden a gestionarla, la tribu también puede ser virtual si no la tienes cerca.

A la difícil pregunta de cómo conseguir una relación unida con tu hija o hijo te diría que “sigas al niño” como dijo María Montessori; sus ritmos, sus necesidades y sus afectos. Ten en brazos a tu bebé todo lo que necesite, respeta su forma de ser, sin importar roles o estereotipos, según va creciendo y acompáñala en las relaciones con el entorno como necesite, tratándola como lo que es; una persona (también cuando toque poner límites a otras personas delante suyo) y no escatimes en abrazos, besos y gestos cariñosos.

 
Vero Di Prinzio – www.instagram.com/mamapsicope

Si me preguntaran “¿cuál sería para vos el mejor consejo que te hubiera gustado que te dieran estando embarazada para tener una relación unida con tus hijos?” sin duda respondería: “trabajar el vínculo emocional con ellos/as todos los días”.

En este vínculo, nuestros hijos tienen la confianza de compartir sus sentimientos y las situaciones por las que atraviesan sin temor a ser juzgados o enjuiciados, sino siendo escuchados y validados. También nosotros demostramos la capacidad de compartir nuestras emociones con ellos dando cuenta que todo sentir es necesario e importante, creando así la confianza para que seamos a quienes recurran cuando necesitan una fuente de calma.

Para muchos de nosotros este es uno de los mayores desafíos de la ma-paternidad (ya que no fuimos criados con educación emocional).

Pero al mismo tiempo es una de las mayores satisfacciones y apuestas al futuro: dejar en este mundo una nueva generación que puede mirar a un otro con más amor, empatía y sensibilidad.

Si tuviera que quedarme con una única herramienta que ayudara a cualquier padre o madre, empezando por mí que también soy madre, para mejorar la relación y la comunicación de sus hijos, sin duda me quedaría con el autoconocimiento.

Es una herramienta que aparentemente todos conocemos y entendemos que es importante, pero no le damos el valor y el peso que tiene.

Cuando hablo de autoconocimiento estoy incluyendo el autocuidado y estoy incluyendo el saber cómo funciona el cerebro, cómo estoy yo si me estoy cuidando, si estoy teniendo en cuenta mis necesidades… porque muchas de las cosas que nos ocurren a los padres es que no estamos atendiendo las necesidades de los hijos sino que estamos reaccionando ante ellas.

Lo que suele ocurrir es que se nos olvida que muchas de las cosas que nuestros hijos necesitan, muchas de las cosas que nos piden, se convierten en detonantes para hacernos explotar. Y, en lugar de dar respuesta, lo que hacemos es reaccionar.

Estamos llevando un ritmo de vida que nos está poniendo más en evidencia esa falta de autoconocimiento, de entender qué me pasa a mi y por qué estas cosas me detonan, me hacen reaccionar de esta manera. 

Cuando estamos en el proceso de criar, sobre todo cuando los niños son pequeños, estamos en modo supervivencia. Es decir, lo primero que tengo que hacer es cuidar a mi hijo y lo último soy yo. Y claro, así podemos estar un tiempo relativamente corto. Pero esto, cuando lo vamos sosteniendo en el tiempo, nos acaba pasando factura.

Y lo que nos parece sin importancia de “ya dormiré, ya descansaré”, llega un momento que nos damos cuenta que todo lo que estamos haciendo, lo hemos hecho en modo automático y no hemos sido conscientes o no hemos sido realmente presentes en la educación y crianza de nuestros hijos.

Si me tuviera que quedar con una herramienta sería la importancia del autoconocimiento. Y, desde ahí, una vez que yo me conozco, empezar a poner en práctica estrategias y herramientas que me lleven a ese cambio, y a ese cambio consciente y a ese cambio duradero.

 
Noelia Moreno – www.instagram.com/pediatribu

Me hubiera encantado que me dijeran que estaba a punto de cambiar mi vida para siempre, pero que confiara en mi.
Que mi cabeza y, sobre todo, mi corazón, irían encontrando el camino para llegar al de ellas.
Que nadie sabe mejor que yo lo que necesitan.
Que una mirada, un te quiero o un abrazo desinteresado de mis hijas, cambiaría mi día.
Que otros días, acabaría derrotada, viéndolas dormir en silencio y llorando.
Que son lo más valioso que tengo en el universo y que mi cuerpo es el templo que las llevó dentro, las protegió, les dio calor y alimento.
Que debo cuidarme por mi. Porque soy valiosa..

Quizás es lo más importante que me hubiera gustado que me dijeran: eres valiosa y lo estás haciendo bien.

 
María Moreno – www.instagram.com/educarenlaluz

Sin duda el mejor consejo que me hubiera gustado recibir es “confía” en ese ser humano que vas a acompañar. Él o ella te va guiar en todos los procesos y no imaginas lo asombrosos que son y cuanto aprenderás de ello. Y por supuesto fórmate sobre pedagogías activas para acompañar su desarrollo. Detrás del enfoque Reggio o la estimulación multisensorial hay toda una filosofía, que es un maravilloso modo de vida. Gracias a ellas el vínculo que se establece con cualquier niño es incomparable. 

 

Otra advertencia que me hubiera gustado recibir es sobre que el tiempo desde el momento del parto ya no es el mismo. Y hay que aprovecharlo con una intensidad diferente porque va mucho más deprisa. Esto te hace priorizar lo que de verdad importa, compartir los juegos y experiencias con los niños. En el futuro de aquí a 20 años nadie va a recordar si trabajaste más horas, si tenías la casa inmaculada… pero tus hijos si tendrán (o no) en su memoria momentos especiales. Y por supuesto el apego seguro en los primeros años de vida es una sensación que se va a mantener de por vida. Pero hay que estar disponibles física y emocionalmente para ellos. Es un reto porque los adultos estamos empantallados y desconectados. 

La frase de Gabriela Mistral, poetisa y pedagoga, es la referencia que siempre me guía: “Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están desarrollando, a él nosotros no podemos contestarle mañana, su nombre es hoy”.

RESUMEN

Según todos los profesionales, para disfrutar de tu hijo y tener una relación unida y sólida, debes poner el foco en:

 

CONCLUSIONES

Los expertos han hablado y se centran en los siguientes aspectos, ordenados por estadística:

  • Sigue tu instinto como madre y padre: todas las personas tenemos una vocecita que nos indica qué hacer en cada momento. Pero nuestros miedos, nuestras dudas… hacen que preguntemos y muchas veces nos dejamos influenciar por lo que dice la sociedad o por lo que pueda pensar nuestro entorno cercano. Apaga ese ruido y escúchate a ti misma/o.
  • Confía en tu bebé: tu bebé te habla desde que nace y te va a ir indicando el camino. Si quiere un abrázo, dáselo; si llora porque tiene hambre, dale de comer. No cuestiones si es el mejor momento de abrazarlo o de darle de comer porque hace menos de Xh que comió… escúchale y atiéndele.
  • Sana tus heridas de la infancia para poder atender sus emociones: cuando tu hijo llora durante mucho tiempo, grita, se tira al suelo en medio del supermercado… muchas veces se te remueve todo por dentro y no sabes controlarte. Él o ella te necesita, necesita que le ayudes en ese momento y tú simplemente no puedes porque te dejas llevar por tus emociones, porque saltas también. Debes trabajar en ti primero para poder acompañarlo como necesita.
  • Autocuidado: es necesario que tengas tiempo para ti, que conectes contigo misma porque además de ser madre o padre, también eres amiga, hija, trabajadora, … y no debes abandonarte a ti misma. Hazlo por ti y hazlo por tu hijo, porque si tú te cuidas, tendrás energía para poder cuidar a tu hijo. No puedes dar aquello que no posees.
  • Comprende sus comportamientos: debes entender por qué tu hijo actúa así y no normalizar que “todos lo hacen y es una etapa”. Porque esto es una gran mentira. Tu hijo llama tu atención, te desafía, te reta, no hace sus tareas… no porque no quiera, sino porque necesita ayuda para hacerlo. Y tú como madre o padre eres la única persona que puede atenderle. Entiende sus comportamientos para poder ayudarle a evolucionar.
  • Cero expectativas: cuando tienes una expectativa, tienes una meta. Y a veces, siento decirte que es inalcanzable porque esa expectativa no es real. No todo lo que ves en redes sociales es real. No todo es blanco o negro, hay una escala de grises maravillosa, debes encontrar esos tonos de gris que mejor te funcionan. Si tienes como meta algo que nunca va a ocurrir, vas a vivir eternamente en la frustración e impotencia.

Seas madre o padre primeriza o no, esto debe hacer replantearte muchos aspectos de la relación con tu hijo, ¿o no?

 

EXPERIENCIA PERSONAL

Lo que me ha llevado a disfrutar de mis dos hijos y a tener la relación que verdaderamente quería tener con ellos han sido varias cosas para mi fundamentales:

Conocerme. La maternidad te muestra muchas nuevas facetas y te hace entrar en duda. Cuando trabajas en ti y tienes un equilibrio emocional, desde ahí puedes aportar mucho a tu familia. Y en mi caso también a las familias con las que trabajo.
Es fundamental trabajar tus heridas emocionales de la infancia para tener un mayor equilibrio emocional y poder así acompañar a tus hijos cuando tengan esas explosiones.

Una vez que tú te conoces y tienes equilibrio emocional, debes entender cómo funciona el cerebro infantil y adolescente y qué necesitan de ti en cada etapa madurativa: qué necesitan cuando son bebés, en la niñez, infancia y adolescencia.

Y, por último, recursos y herramientas prácticas para afrontar los conflictos sin perder la paciencia.

En este orden. Porque si no tienes equilibrio emocional, no puedes atender las explosiones de tu hijo.
Porque si no conoces qué necesita de ti, no puedes dárselo por muchas herramientas que tengas.

Por eso, como profesional siempre trabajo primero en la mamá y papá como seres individuales. Y después, en conjunto como familia.

Porque somos piezas de un gran engranaje. Y todas deben funcionar perfectamente para que todo fluya.

 

AHORA TE TOCA A TI

Me encantaría conocer tu opinión personal al respecto, dime, ¿te ha sido útil? ¿Cuál es tu consejo estrella para poder mejorar la relación con tu hijo?

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